lunes, 7 de febrero de 2011

TAL VEZ LE MOJO LAS PLUMAS EL RELENTE DE LA LUNA

Luego empezaré a coser te quieros en un papel y a barrer el querer con los pelos de un pincel..


y en cuanto acabó de zurcir las heridas de las noches mal dormidas llegué yo y le llené de flores el jergón para los dos, sin espinas, de colores, que se rieguen cuando llore y cuando no, las sulfatamos con nuestro sudor, y me confesó, cuando quieras arrancamos que en las líneas de la mano lo leyó, que se acabó el que la quemara el sol,
pero se asustó, ¡como te retumba el pecho!, tranqui, solo es mi maltrecho corazón, que se encabrita cuando oye tu voz..


(la volvió loca el sonido de las gotas de rocío cuando empieza a clarear)