A los quince supe toda la verdad, que yo nací para volar, a los 18 eramos extraños, dos pives locos de par en par...luego fue la fiebre de los VEINTE años romper con todo, me balanceaba sobre los tejados..
Y aquí estoy con un año más, pero no me siento ni ligeramente distinta ni física, ni psicológicamente. Ni un mínimo de madurez se asoma por mi cabeza y eso que mi madre lo pide a gritos. Y la verdad si me pongo a pensar si ha habido cambios, pero quizás no demasiado extremos. Obviamente a medida que creces las cosas van cambiando, las responsabilidades aumentan y empiezas a ver con otros ojos...cambios grandes como el hecho de que ahora estoy en la universidad y estudio lo que realmente quiero y me preparo para mi futuro, aunque me asuste la responsabilidad que conllevan esas palabras, pero también las cosas buenas que ha traido con sigo, como conocer a nueva gente increíble, los jueves por las noche, las fiestas universitarias y de más cosas. Cambio de algunos hábitos, pero pocos la verdad, ahora puedo votar, beber legalmente,conducir, entrar en las discotecas sin que me pidan el carnet o irme a la playa con mis amigos...
pero realmente las cosas importantes o por lo menos para mi no han cambiado mucho, sigo teniendo los mismos amigos que en el colegio y aunque ya no nos veamos diariamente seguimos viéndonos todos los fines de semana (y pido que esto nunca cambie), Sigo siendo un autentico desastre y una desordenada, sigo pasando los veranos en la vega(aunque cada vez son mejores) y de campamento, sigo llorando al ver las mismas películas y riéndome de las mismas cosas, sigo cantando con mi hermana, enfadándome y haciendo las mismas bobadas que cuando eramos pequeñas, sigo teniendo la misma mejor amiga que desde los tres años, sigo yendo a scouts los sábados por la tarde, preocupandome por las mismas cosas, cantando a todas horas, leyendo,escribiendo para sentirme mejor y enamorada de la misma persona que a los 16 años y por suerte sigo a su lado...
que el tiempo inevitablemente todo lo cambia y contra eso no puedes luchar, pero lo que si que puedes hacer es conservar aquello que realmente valga la pena de verdad por que esas cosas son las que hacen tu vida especial.